Tanto el sexo asignado como la identidad de género no se elige, te viene dado y ya está. Pero sí hay algo que construímos a lo largo de nuestra vida y que, por lo tanto, tenemos control sobre ello. Es la expresión de género. 

La expresión de género es la apariencia, el comportamiento, la actitud y los gestos de una persona que utiliza para expresar su género, sea de forma normativa o no normativa. 

Es decir, es lo que vemos de una persona que nos permite identificarla en un género. Para eso nos basamos en el conjunto de patrones considerados propios de cada género y esto cambia según el momento histórico y el contexto cultural.  

Tradicionalmente se ha entendido que hay dos tipos de expresión de género: masculina y femenina. Pero realmente hay tantas expresiones de género como personas y se tendría que hablar mejor de un continuo en donde te puedes situar dependiendo del momento de tu vida, el contexto social, tus necesidades, etc. Por ejemplo, hay personas que en el ámbito laboral tienen una expresión de género muy marcada y en su vida personal son más flexibles.

Resumiendo, que la expresión de género la eliges tú y cambia a lo largo de tu vida, incluso en el mismo día puede cambiar 😉